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Angel y Antonio
foto septiembre 1961 |
Después de una dura búsqueda entre los escombros y los cadáveres de la tragedia, nuestro padre sólo encontró el cuerpo sin vida de su hijo mayor, Ángel de 6 años, y el de de nuestro abuelo. Su hijo menor, Antonio de 3 años, nunca apareció y fue dado oficialmente por desaparecido.
El hecho de no encontrar a su pequeño Antonio acentuó más si cabe el dolor de nuestros padres, un dolor acompañado de la angustia de una búsqueda permanente y sin frutos.
Cuando nuestra madre fue dada de alta del hospital, recorrieron nuevamente la riera buscando entre los escombros con la esperanza de encontrar el cadáver o al menos, ni que fuera alguna pieza de su ropa, algún rastro de él. Buscaron también entre los nuevos cadáveres que más tarde aparecieron en el puerto de Barcelona..
Al no encontrarlo, en el fondo de su ser apareció abriéndose paso entre el dolor y la resignación, la esperanza de que estuviera vivo y siguieron buscando ..
Buscaron en un albergue de Matadepera donde alguien les dijo que había niños de la riada que se habían salvado. Allí vieron a un amigo de sus hijos y esperanzados corrieron a preguntarle, pero su pequeño, su niño no estaba... Mi madre recuerda que a la salida de aquel albergue no pudieron contener su desesperación ... Siguieron buscando por las calles y los parques de la ciudad, corriendo detrás de cada niño que veían más o menos de su edad, para ver si era su hijo... Con el paso del tiempo, aunque nunca perdieron la esperanza, se resignaron a convencerse de que había muerto y poco a poco, con un gran coraje y fortaleza, fueron rehaciendo su vida.
Se refugiaron en el trabajo para doblegar el dolor, y después nacimos nosotras, y trabajaron aún más para darnos lo mejor. Construyeron un nuevo hogar, pero nuestro abuelo y nuestros hermanos siempre estuvieron presentes.
Hace ahora unos 8 años, por azar llegó a nuestras manos, un ejemplar de un diario en el que se hablaba de un niño superviviente de la riada del 62 que había sido adoptado. Jamás nos habíamos planteado esa opción porque, como dijo nuestra madre al enterarse de la noticia: nunca se hubiera podido imaginar que alguien que se encontrara un niño que no fuera suyo no lo devolviera..
Y aquí empieza la otra parte de esta historia y la que ha dado pie a este blog.
Empezamos a buscar información en el Arxiu Històric de Terrassa, y encontramos numerosas solicitudes de adopción realizadas, a raíz de la tragedia, por personas "de muy buena posición social y económica" pidiendo niños para adoptar "a la carta", especificando edades, sexo... A su vez había otras cartas de familiares de los damnificados que pedían desesperados noticias de sus seres queridos. Todo ello nos hizo pensar que, posiblemente las autoridades no hicieron nada, o no lo suficiente, para devolver a los niños que habían sobrevivido a sus familias de origen y que esos niños finalmente fueron dados en adopción.
Desde que leímos aquellas cartas nos invadió la indignación, no se trataba sólo de buscar a nuestro hermano, de averiguar si fue uno de los niños que sobrevivió, sino de un tema de JUSTICIA SOCIAL, porque esos niños que se quedaron esas familias adineradas, llevan 50 años siendo llorados por sus familia biológica.
Desde entonces hemos intentado averiguar cuál fue el destino de esos niños que se salvaron. Pero nosotras no somos historiadoras, ni periodistas... no tenemos el tiempo ni los recursos, no tenemos los medios para llegar al final del camino y las instituciones, igual que entonces, no parecen dispuestas a implicarse.
Por eso hemos dado este paso, hacer pública nuestra historia, porque quizá hoy, igual que ayer, sea la colaboración ciudadana la que nos pueda ayudar, la gente de a pie, la que aporte su granito de arena en esta búsqueda y la que, con su apoyo, genere un interés que haga que las instituciones se impliquen y se pueda por fin averiguar la verdad.